Iniciaste sesión como:
filler@godaddy.com
Iniciaste sesión como:
filler@godaddy.com
"No se trató de vencedores o vencidos, sino de la visión compartida de un nuevo mundo".
Para abreviar, y de preferencia en lo que a mi concierne, para cerrar la añeja discusión de que si Colón o Cortés fueron unos genocidas, dejo a mis queridos lectores, la siguiente consideración:
No hay nada que soporte seriamente que el descubridor o el conquistador hayan sido unos genocidas. Es un absurdo histórico. Sin embargo, sí tenemos certeza de que la reina Isabel encarceló a Colón por sus excesos en el tráfico de esclavos, quien ni lejanamente podría haber igualado a los tlatoanis, quienes practicaban por sus creencias, el canibalismo, sacrificando entre 50 y 100 personas diariamente, sacándoles el corazón, y cortándolos en pedazos para que el pueblo comiera carne fresca. El rey Fernando el católico, emitió las leyes de Burgos en 1512 para la protección de los indios, lo que trajo un nuevo orden social. Estas leyes se llegan a considerar el antecedente de la declaración de los Derechos Humanos y del Derecho internacional.
Bartolomé de las Casas, quien escribió su “Brevísima Relación De La Destrucción De Las Indias” fue sin duda el origen de "la leyenda negra" hacia los españoles en el nuevo mundo. Fue encomendero, fue esclavista, y seguramente su arrepentimiento le hizo enfrentarse sin piedad a sus paisanos.
¿Qué decir de la pérdida de Tejas donde los invasores anglosajones que atendía con mucho esmero Lorenzo de Zavala, quien era el encargado de “vender” las tierras, llegaban con sus esclavos, mientras el gobierno de México al frente de Santa Anna lo prohibía?
¿Y los 100,000 muertos con violencia en México en este sexenio qué? ¿Son muertos institucionales? ¿Son simple estadística? ¿No será un genocidio planeado? ¿No será más grave que lo hecho por mexicas y españoles juntos?
Intentar poner de un lado al indígena, y explotar su odio contra el que tenga la piel clara, o traiga apellido español, es perverso. Un mal gobernante lo único que sabe hacer es dividir a sus gobernados, para de este modo alcanzar sus más egoístas objetivos personales. Peor aún, cuando el presidente que hoy ocupa inexplicablemente la silla de Palacio Nacional, que es descendiente de españoles de la región de Cantabria, y no habla ni “jota” de náhuatl, mucho menos maya siendo de Tabasco, ordena retirar la estatua de Colón, para poner la efigie de una mujer que nadie tiene la más remota idea de quien es, pero que las feministas enmascaradas ―y no las indígenas― seguramente disfrutarán sus celebraciones muy felices en la ex glorieta del descubridor de América. Apuesto que será la única estatua que nunca será pintarrajeada.
La suma del asombroso legado del emperador Moctezuma (aunque no me guste su canibalismo) junto con el de Cortés (aunque no me guste los sucedido en las encomiendas) o el de Colón (aunque repruebe sus apetitos esclavistas) es sin lugar a duda, nuestro mestizaje. Es nuestro origen. Es nuestra realidad, la cual, ni usted o yo cambiaremos en una tertulia.
Nuestra madre patria es la otrora y sorprendente ciudad isla, la gran Tenochtitlan, con una sociedad organizada magistralmente. Nuestro origen patrio, nuestro idioma, nuestra cultura, arquitectura, literatura, y sobre todo nuestra fe fundacional católica es española y ninguna otra ―punto―. Nosotros somos sus hijos. Alguien que insiste en ver a su madre patria violada, no alcanza a ver más allá que lo que habría escrito Octavio Paz, ―pésimo historiador por cierto― quien dice a la letra: Si la Chingada es una representación de la madre violada, no me parece forzado asociarla a la conquista, que fue también una violación, no solamente en el sentido histórico, sino en la carne misma de las indias. El símbolo de la entrega es la Malinche, la amante de Cortés. Es verdad que ella se da voluntariamente al conquistador, pero éste, apenas deja de serle útil, la olvida. Doña Marina se ha convertido en una figura que representa a las indias fascinadas, violadas, o seducidas por los españoles. Y del mismo modo que el niño no perdona a su madre que lo abandone para ir en busca de su padre, el pueblo mexicano no perdona la traición de la malinche. Ella encarna lo abierto, lo chingado, frente a nuestro indios, estoicos, impasibles y cerrados. Cuauhtémoc y doña Marina son así dos símbolos antagónicos y complementarios, Y si no es sorprendente el culto que todos profesamos al joven emperador ―único héroe a la altura del arte, imagen del hijo sacrificado―, tampoco es extraña la maldición que pesa contra La Malinche. De ahí el éxito del adjetivo despectivo “malinchista” recientemente puesto en circulación por los periódicos para denunciar a todos los contagiados por tendencias extranjerizantes. Los malinchistas son los partidarios de que México se abra al exterior: Los verdaderos hijos de la Malinche, que es La Chingada en persona.
¡Qué modos de expresarse de este "poeta"!
No obstante, el bien hablado y expresivo Nobel de la paz, (nada que ver con su apellido) más adelante continúa, y encuentro un párrafo de indiscutible validez donde expresa: El mexicano no quiere ser indio ni español. Tampoco quiere descender de ellos. Los niega. Y no se afirma en tanto que es mestizo sino como abstracción: es un hombre. Se vuelve hijo de la nada. El empieza en sí mismo.
Cuando afirmo que Paz es pésimo historiador, tengo razón suficiente para afirmarlo. Para empezar no hay ninguna mujer en la historia de la conquista llamada “La Malinche”. Malinalli o Malintzin fue una mujer noble que fue hecha esclava en su propio “Altépetl” (país) en Potonchán, hoy Tabasco, quien después de la batalla de Centla, y como símbolo de paz, fuera regalada como signo de cortesía a los españoles, entre una veintena de esclavas, y que no podrían haber rechazado para evitar una reacción negativa. Con la ayuda del intérprete maya-español, Jerónimo de Aguilar, es que Cortés las hizo bautizar antes de recibirlas formalmente, y las habría repartido entre sus capitanes para que fueran sus mujeres.
Exceptuando la familia del extraviado y voluntariamente asentado Gonzalo Guerrero en Yucatán, el mestizaje del Nuevo Mundo daba inicio formal en este preciso momento.
Malintzin, recién bautizada como doña Marina, fue entregada al capitán Alonso Hernández Portocarrero, quien al poco tiempo tuvo que dejarla en manos de Cortés por tener que salir rumbo a España para entregar el "quinto real" al rey Carlos I. Ella, Malintzin, se dio a conocer por sus extraordinarias facultades de intérprete al conocer el maya y el náhuatl, y el conquistador en ciernes la tuvo como tal, con la promesa de liberarla al momento que terminaran las hostilidades. En el ínterin, hubo una seducción mutua, al grado de que tuvieron un hijo al que bautizaron como Martín. ―Martín Cortés Malintzin―. No hay crónica alguna donde doña Marina hubiere acusado a “Don Fernando” de violación. Ciertamente fue su amante y ya. Doña Marina sabía que por su posición y fama que habría obtenido, debía mantenerse casada con alguien. Cortés cumplió su palabra y la liberó, entregándola a su más fiel capitán, Juan Jaramillo, con quien tuvo a una hija de nombre María. Doña Marina enviudó, y quedó heredera de una de las encomiendas más grandes que abarcaba desde Jilotepec hasta el sur de Querétaro. San Juan del Río quedaba en medio, y era parte de estas vastas propiedades.
Así que: ¿La maldición que pesa contra La Malinche? En mi punto de vista, dicha maldición está solamente en la página de su libro, y en los lectores que se hayan comprado sin estudiar, esta inexplicable mentira tendenciosa del Nobel.
Y alega Paz… pero éste (Cortés), apenas deja de serle útil, la olvida. Si viviera este “premio Nobel” le mandaría de regalo varios libros de historia al respecto.
Me pregunto que estaría pasando por la mente de Octavio Paz cuando escribe… Ella encarna lo abierto, lo chingado, frente a nuestro indios… ¿Acaso supondría que podría sanar el inconsciente colectivo de una mayoría del pueblo mexicano? La realidad es que estaba echando gasolina a un fuego que quizás ya podría estar apagándose.
Era a Cortés, a quien sus paisanos le decían “capitán Malinche” derivado de que el sufijo “che” significa -dueño de- por lo que se le conoció desde entonces como el dueño de Malintzin.
Miente dramáticamente Paz, al escribir que doña Marina se habría convertido en una figura que representa a las indias fascinadas, violadas, o seducidas por los españoles. Esta es una sucia afirmación histórica, sin el más remoto soporte documental.
La principal motivación de Malintzin, era la sed de venganza contra el imperio mexica ―otro “país” muy distante a donde ella vivía― y que tenía avasallados a una cantidad innumerable de reinos vecinos, quienes tenían que tributar con prisioneros, comida, ropa, y mujeres para el servicio de los nobles de la ciudad isla. Ella vio una oportunidad de oro para lograrlo, sobre todo al ser una mujer de una inteligencia y destreza muy superior al promedio, y seguramente lo último que habría de preocuparle, pues además ya no podía evitar, era estar acompañando a los españoles en su aventura.
Ella tenía el sueño de ver derrocado a Moctezuma.
Sin Malintzin, la conquista habría tenido resultados infinitamente más sangrientos. Su inteligencia y habilidad diplomática hicieron la diferencia. Si a Cortés se le conoce como “El conquistador” entonces, querido lector, debo darle su lugar a Malinalli o doña Marina, y nombrarla de ahora en adelante como “La conquistadora”. Si algún mexicano no alcanza a sentir orgullo por esta mujer, simplemente, me doy por vencido.
La suma ignorancia de gobiernos y medios de información, y sin afirmar que hubieren convencido a Paz de abonar a esta campaña, la cual desde 1950 ya tomaba mucha fuerza en este libro de “El laberinto de la soledad”, pusieron más bien de moda el verbo “chingar”, el cual trae una brutal fuerza expresiva que siempre nos referirá a la madre violada.
Así pues, debo agradecer a Paz, que me haya dado los dos argumentos opuestos para recobrar nuestra identidad, lo cual es algo que ni podemos, ni debemos evitar, y es reconocer a nuestros ancestros por doble línea.
Concluyo entonces. Si usted conoce a un mexicano que no quiera ser ni indio, ni español, y tampoco quiera descender de ellos, y más aún los niegue, entonces usted está frente a un hijo que no reconoce ni a su madre ni a su padre, por lo que seguramente es un hijo de la... pues es un ¡Hijo de la nada!
Lo dijo Paz, y sólo en esto, lo secundo.
Como mexicanos, debemos estudiar, reconocer, cultivar y promover lo que es nuestro, es decir la hispanidad, y como hispanos de origen y presente, debemos engrandecer nuestra mexicanidad con todo lo que ello significa, es decir toda nuestra grandiosa y fastuosa historia de grandes culturas y civilizaciones como la mexica, la tolteca, la maya, la otomí, etcétera. Todo lo escrito en este párrafo, es para mí, indivisible.
Querido lector: Espero haber abonado algo para terminar la guerra de ideas que inició Paz, y en su lugar, meditar la extraordinaria imagen, la cual encabeza este breve ensayo, para ayudar a lograr un REENCUENTRO y unión entre todos los mexicanos.
Prueba palpable y en tiempo presente de lo dicho anteriormente, es Miguel Gleason, quien con mucho esfuerzo, imaginación y recursos, logró ganar ayer el premio al mejor documental en el festival de cine de Montreal, así como el de mayor audiencia. EL REENCUENTRO, 500 AÑOS, MOCTEZUMA Y CORTÉS, el cual resulta ser el mejor ejemplo cuando un mexicano tiene una visión de reunificación y reconciliación. ¡Enhorabuena!
Este es el sitio donde se puede revisar a los nominados y ganadores:
https://www.miwaff.com/2021-nominees-winners
CLAUDIO MÁRQUEZ PASSY
Malintzin, es sin lugar a dudas, uno de mis personajes favoritos y más respetados en mi novela. Su increible habilidad diplomática hizo de la primera etapa de la conquista, un proceso eficaz y prácticamente sin derramamiento de sangre.
"No se trató de vencedores o vencidos, sino de la visión compartida de un nuevo mundo".
Los descendientes directos del emperador Moctezuma, y del conquistador Hernán Cortés, Federico Acosta Ruiz-Peinado y Ascanio Pignatelli, respectivamente, fueron los protagonistas de este sensible reencuentro, el 8 de noviembre de 2019, exactamente a 500 años, y en el lugar exacto de los hechos.
8 DE NOVIEMBRE DE 2019
Usamos cookies para analizar el tráfico del sitio web y optimizar tu experiencia en el sitio. Al aceptar nuestro uso de cookies, tus datos se agruparán con los datos de todos los demás usuarios.