LAS CONSTITUCIONES DE MÉXICO Y SU CONTRATO SOCIAL

 ¿Podrías imaginarte un país que no tuviese necesidad de votar por nadie que no fuera un representante local en tu municipio, y que su deber fuera solamente llevar y traerte las iniciativas de leyes federales, estatales o municipales para que tú las aprobaras o rechazaras? 

―¿Quién falta?

―Ya estamos todos, pero… ¡ah! el bronquero del Alex no ha llegado, con eso de que anda persiguiendo a todos los que le caen mal. 

―Pos ya empezamos ¿sale? voy mano.

―Siempre es lo mismo contigo, Andi, mejor echamos un volado o unos disparejos. 

―Ni máis paloma. Digo… Beti. Yo los invité a todos ustedes desde hace tiempo, y por eso voy mano. Punto. 

 Creo que yo tenía 17 años, ―edad de los hijos que no es nada divertida para los padres―, cuando en una ocasión después de haberlos hartado con algún tema, se desató una discusión bastante acalorada, al punto de que me callaron en seco. Yo les respondí: ¡es anticonstitucional! y su reacción fue reírse a pulmón tendido, pues jamás se esperaron esa respuesta de mi parte.  

  Es posible que algún descendiente de Moisés me quiera cobrar media regalía por usar una parte de la frase del primer mandamiento que su ancestro recibió en el monte Sinaí, aunque más bien espero poder usarlo libremente por ya ser del dominio público en razón del tiempo transcurrido.