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En el último año de la presidencia de Vicente Fox ―aquel que habría ofrecido siete pesos por m2 a los ejidatarios de San Salvador Atenco―, y coincidiendo con la gobernatura del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, se dio un altercado por unos vendedores de flores que se habrían instalado en el mercado municipal de Texcoco, quienes se enfrentaron a policías municipales. La tragedia de muertos y mujeres violadas fue del dominio público. Fox y Peña dejaron correr el evento.
El conflicto venía desde el 22 de octubre de 2001, cuando Fox determinó trasladar el AICM a terrenos federales y protegidos donde se ubica el ex Lago de Texcoco, y que suman aproximadamente 10 mil hectáreas. El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) se opuso junto con otras agrupaciones, viajando con sus machetes desenfundados al entonces Distrito Federal, y enfrentando granaderos del entonces gobernador López Obrador. Arturo Montiel era el gobernador del Estado de México en ese año. No hago el relato más largo, mismo que usted, querido lector ya conoce. Simplemente le resumo que el decreto expropiatorio que intentó Fox, se vio obligado a derogarlo para evitar más violencia, y tuvo que... ¡MANDAR A VOLAR EL AEROPUERTO! Era un proyecto muy vistoso y hollywoodesco, pero poco eficiente, realizado por el Arq. Teodoro González de León (q.e.p.d.) junto con el Arq. Alberto Kalach.
De ignorantes para ignorantes en geografía nacional, fue haberle llamado coloquialmente aeropuerto de Texcoco, o seriamente, Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM), cuando ni estaba en Texcoco, y tampoco en la Ciudad de México. Estaba estrictamente dentro del municipio de Atenco, el cual pertenece al Estado de México. Una mentira repetida mil veces…
Ahora bien, debo decirle que si bien me gusta hablar y escribir de asuntos diversos de nuestra historia y política nacional, cuando hablo de Texcoco, sé de qué le hablo, sin calificar de modestia o presunción mi comentario. Hubo un tiempo que tuve un pequeño desarrollo de dos hectáreas en San Bernardino, Municipio de Texcoco, (muy cerca del EX NAICM) tema que me permitió conocer todo el territorio del rey Nezahualcóyotl, y más allá de éste. Desde el municipio de Teotihuacán, San Martín de las Pirámides, Otumba, Tepetlaoxtoc, Chiautla, Papalotla, Tezoyuca, San Vicente Chicoloapan, Chimalhuacán, Los Reyes, Nezahualcóyotl, y por supuesto, más que ningún otro, Texcoco.
A finales de los años 90 del siglo pasado ―se escucha interesante decirlo así―, pude transitar por una vereda cubierta de tezontle, la cual era zona federal y estaba custodiada por militares. Salía del Peñón, y llegaba a Texcoco. Ahora es carretera federal, misma que cuando transité por última vez, estaba llena de columpios. Necesitaba un anti mareo para recorrerla, al igual que el tramo que posteriormente se construyó de lo que hoy forma parte del circuito mexiquense. Lo que usted construya ahí ―para que lo pueda visualizar gráficamente―, es como intentar hacerlo en una cama de agua. Más divertido es en época de lluvias, porque se ahorra el gasto de ir a esquiar a Acapulco.
Conozco el subsuelo. No me lo platican. En mi desarrollo, tuve que cavar un pozo a sesenta metros, y pude comprobar que es absolutamente heterogéneo. Lodo, piedra bola, tierra y agua salitrosa llamada hidrogel (como una esponja mojada), y más al fondo agua dulce. No hay que ser ingeniero para imaginar cómo mantener nivelada, horizontal y estable, una pista de cinco kilómetros de largo, por muy gruesa que sea la carpeta de concreto de la misma. No desdeño al ingeniero mexicano que es de los mejores del mundo, pero la relación costo beneficio, iba a poner en jaque la operación financiera del nuevo aeropuerto. Es más fácil construir un aeropuerto sobre el mar, que sobre el suelo de Texcoco. Si no me cree, pregúntele a los chinos. Yo le pregunté a un proveedor que ya le surtía a la obra en curso, y me confirmó los hundimientos que ya registraba la plataforma del edificio principal.
Conozco la fauna. Patos, garzas, etcétera. Todo lo que se hizo desde que iniciaron la obra del nuevo NAICM, fue desecar, en lugar de re-inundar para rescatar el agua de la cuenca del Plan "Lago de Texcoco” que desde 1965 estaba diseñado por los ingenieros Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank. Era un plan de reserva ecológica. Las más de diez mil hectáreas estaban pastizadas hasta el último centímetro cuadrado, y sembrada de cientos de miles de árboles medianos, en proceso de crecimiento. En cuestión de días cambiaron la ley y uso de suelo a modo. De hecho, lo último valioso del lugar que era el lago con el nombre del mismo ingeniero Nabor Carrillo, ya está afectado severamente. Las últimas aves que ahí estaban, hicieron maletas, y muchos patos ya se regresaron a Canadá. ¡De mejores casas los han corrido! Además, con la obra iniciada del aeropuerto, se aniquilaron una incontable cantidad de esos árboles, que al arrancarlos se sustituyeron para colocar pilotes y rellenos de tezontle, dizque para estabilizar el suelo, destruyendo una cantidad incontable de cerros de los municipios aledaños. La devastación ecológica del perímetro fue atroz ―conste que yo no soy ambientalista de Greenpeace―, pero en cuestión de meses, el pulmón de aire más limpio y eficaz de la ciudad de México, así como su reserva y protección hidrológica contra inundaciones potenciales, se habían esfumado.
Conocí de cerca a la gente, y en general no estaban tan peleados con la idea del aeropuerto, pero los ejidatarios de San Salvador Atenco, querían ser socios, ―me lo dijeron personalmente―. Lo último que imaginaron fue convertirse en limosneros que los insultaran con pagarles a siete pesos el metro. Uno de ellos me dijo literalmente que estaban dispuestos a “catafixear” su tierra, que dicho en términos inmobiliarios, significaba aportarla por un porcentaje de participación. Obviamente, la otra fauna, compuesta por políticos especuladores de tierras, no los deseaban como socios.
Por otro lado, supongo que Fox, Peña y compinches, no pasaron la materia de historia de México en la primaria, pues jamás se enteraron de que el rey texcocano habría construido en la segunda mitad del siglo XV un dique ―Albardón― que dividía el lago de Texcoco con el de la gran Tenochtitlan, y que tenía dos funciones: primero, separar el agua salada de Texcoco del agua dulce de la ciudad isla, y la otra, evitar que esta última se inundara. Si usted sabe utilizar Google Earth, podrá comprobar que el nivel de la plataforma del edificio terminal y pistas que habrían de ser del cancelado NAICM, están a 2,237 mts S.N.M. y las pistas del aeropuerto Benito Juárez a 2,226 mts S.N.M. Aritmética simple. Si llueve, el agua en Texcoco permanece once metros arriba de la ciudad de México. ¿Qué se inundaría primero en caso de tres días de lluvia torrencial? El ingeniero Nezahualcóyotl conocía su profesión. No me voy tan atrás en la historia, pues los ingenieros Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank también dominaban su oficio.
No obstante todo lo anterior, el 3 de septiembre de 2014, Peña anuncia con bombo, platillo, y una super maqueta en Los Pinos, que el NAICM va porque va. El yerno de Slim, Fernando Romero, asociado al célebre arquitecto Norman Foster, fueron los ganadores, y éste último, célebre porque varios proyectos de él no han jalado. Como dato curioso, en el mismo otoño de 2015, le demolieron en su totalidad, en Las Vegas, el hotel Harmon Hotel and Spa, porque los inspectores le habían encontrado solamente ¡7000 defectos de construcción! El problema fue detectado desde 2008. Con este dato, ¿qué destino le esperaba no solo al nuevo aeropuerto, sino a la inundada Ciudad de México? Si a Slim se le cayó un “pedacito” de la línea 12… en fin. Lo menos que imagino son miles de goteras a la cubierta geodésica del NAICM, pues la inestabilidad del suelo haría imposible su perfecta nivelación, incluyendo por supuesto a la torre de control. ¿Acaso el gobierno de México no le pidió su currículum a este dizque arquitecto británico antes de contratarlo? El 13 de septiembre de 2015, Peña anunció el inicio de las obras del NAICM.
Veamos ahora… en un escenario que ya se demolieron la terminal 1 y 2 del AICM, y llega a fallar el NAICM, producto de un sismo mayor, o un hundimiento inesperado, entonces ¿cuánto tiempo se queda la CDMX sin aeropuerto? Divide el riesgo y vencerás. Con el AIFA, más Toluca, más el AICM en sus terminales 1 y 2, y sumando a Querétaro que está preparado para vuelos internacionales, creo que YA no resulta tan aterrador el panorama. En otras palabras, es mejor cinco aeropuertitos, que un aeropuertote flotando en una chinampa, con todos los huevos en una canasta. Querido lector, le tengo una noticia: La CDMX ya colapsó, pero a la mejor no se había dado cuenta. La megalópolis ya no acepta retacarle más mega proyectos. De hecho, me acuerdo del proyecto de Tizayuca donde cabría un sexto aeropuerto, y que en un tiempo compitió con el proyecto mal llamado de Texcoco, pero en aquel entonces fue la segunda ocasión que se decidió “MANDAR A VOLAR EL AEROPUERTO”.
Además… ¿En qué cabeza cabe demoler un aeropuerto como el Benito Juárez, y peor aún la moderna terminal dos? Ni los jeques de Arabia Saudita serían tan despilfarradores. Todo este desbarro texcocano, fue un proyecto mal concebido, por lo que tuvo que ser abortado al 20% y no al 30% de su gestación, como se afirmaba.
Por otro lado, pocos saben o recuerdan que el hoy aeropuerto Felipe Ángeles, más conocido popularmente como Santa Lucía, tenía un nombre oficial, que era Base Aérea Militar # 1 “P.A. Alfredo Lezama Álvarez”.
En 2007, tuve el privilegio de conocer a su hijo, el C.P.A. Alfredo Lezama H. a quien recibí en mi otrora oficina de Insurgentes Sur, en la del Valle, con su socio de proyecto, el Arq. Carlos Hurtado H. quienes desde hace varios años atrás, habían promovido con estudios y proyectos muy detallados, la ampliación del actual AICM hacia el otro lado del Periférico, para que en terrenos de propiedad federal de más de 900 hectáreas, de las cuales, una parte son los actuales basureros a cielo abierto en el área conocida como Bordo de Xochiaca, se ampliara el actual Aeropuerto Benito Juárez, teniendo área de sobra para cuatro pistas extras, que fuera de eje de las actuales, pero con la misma dirección, duplicarían automáticamente la capacidad de vuelos. Dos aviones podrían estar aterrizando simultáneamente con diferentes rutas de aproximación, y ambas con un mínimo de diferencia de tiempo que actualmente es de 59 segundos. Un piloto experimentado y un arquitecto experto en temas aeroportuarios, eran garantía.
Los aviones podrían cruzar de una pista a otra, y los automovilistas que transitaran por Periférico oriente verían pasar por un puente sobre ellos, aviones que se estarían disponiendo a tomar o dejar pista de un lado o de otro en el viejo o en el nuevo Aeropuerto.
Sin proponérnoslo, y por la necesidad de mover los tiraderos de basura, se hubiera acabado con una parte muy importante de contaminación pues estos deshechos serían tratados y procesados industrialmente. No digamos lo que ocurre cada vez que hay un incendio de miles de toneladas de basura. Hoy por hoy están a su máxima capacidad y por la altura que ya tienen, empiezan a romper las protecciones de subsuelo y a trasminar la contaminación a los mantos freáticos. Este proyecto no interferiría ecológicamente con el proyecto hidrológico de Texcoco, y por el contrario, amainaría el impacto en los mantos freáticos del mismo al eliminar el tiradero actual. La basura se procesaría del lado izquierdo de la autopista Peñón- Texcoco con plantas de tratamiento, dentro de los terrenos mismos en el municipio de Nezahualcóyotl y Texcoco.
Lo único que yo pude observar de este proyecto, era su cercanía con el lago Nabor Carrillo, lo cual consideré que era un tema pendiente de resolver, por el riesgo de interferencia con las aves, pero, habiendo 10,000 hectáreas en todo el valle de Texcoco, bien se habría podido reubicar el lago para conservar las más de 250 especies de aves residentes y migratorias. A este proyecto querían llamarle terminal Xochiaca, o Terminal 3, pero yo les sugerí que le nombrasen “Terminal del Lago”, mismo que aceptaron gustosos sin discutirlo siquiera. Fue mi pequeña aportación. Sin embargo, fue el más grave error de los últimos cuatro gobiernos, donde alguien decidió “MANDAR A VOLAR EL AEROPUERTO”, por tercera ocasión.
No sé si sería muy tarde para reconsiderar este proyecto, el cual supera en resultados cualquier otra propuesta, pues duplica vuelos, y conserva dos aeropuertos con tres terminales.
Creo que de las 100 promesas de campaña, mismas que rezó el día de toma de posesión el presidente López Obrador, solo ha cumplido una. Cancelar el NAICM, y construir el Felipe Ángeles. Por supuesto que la consulta pública fue un engaño, pero AMLO no se atrevió a cancelarlo frontalmente a la nación. En Octubre de 2018 se escondió detrás de un millón de ingenuos que le ayudaron en su consulta patito, esto antes de ser el presidente en funciones, y yo creo que perdió una oportunidad de oro, de haberse fajado los pantalones frente a todo México. Entonces son "ellos”, es decir "el pueblo”, quien lo canceló, pero el propósito político se obtuvo mañosamente. Así es la política, y me pregunto, querido lector: ¿Usted cómo hubiera resuelto esta bomba de tiempo? Cierto que le cayó como “anillo al dedo”, pues pudo cobrar venganza política de sus antecesores, dejándolos sin este “jugoso” negocito, a donde jamás lo invitaron a él.
Muchos se lamentan, y quizás usted sea uno de ellos, querido lector, de que perdimos un super proyecto que nos hubiera colocado en primer mundo con HUB de altísimo nivel competitivo. Puede ser, pero nadie imagina el escenario real y altamente probable, de sismos, inundaciones, y un colapso de la navegación aérea, por solo depender de un megaproyecto, cuando ya se hubieren demolido las terminales 1 y 2 del Benito Juárez, y se hubiese cerrado la Base aérea número 1 “P.A. Alfredo Lezama Álvarez”. Por favor, medítelo fríamente.
Javier Jiménez Espriú, comenta en su libro “La Cancelación”, que en un coloquio del año de 2018, el profesor en Ciencias de la Tierra, doctor en Petrografía, e investigador de la UNAM, sentenció: “Si AMLO no cancela el NAICM, lo va a cancelar la naturaleza”.
Hoy ya está en curso la obra que se llama “Parque Ecológico del Lago de Texcoco”, que seguramente rescatará muchos elementos del antiguo Plan Lago de Texcoco de 1965, de los ingenieros Nabor Carrillo y Gerardo Cruickshank. Nada nuevo. Lo que salga de esta obra será un seguro de vida para la CDMX, pues todavía podrá contar con aire y agua por un buen tiempo, y se evitarán inundaciones que ni el drenaje profundo junto con el Túnel Emisor Oriente, podrían evitar en una emergencia.
Explicación del proyecto: https://www.youtube.com/watch?v=KVAIYP4U1OE
Así pues, ―y con esta me despido―, puedo decirle que, de las innumerables, incalculables, interminables e infinitas barbaridades que ha hecho el actual presidente, este asunto de cancelar el NAICM, no solo era inminente que lo hiciera, sino que, en caso de que yo mismo hubiera salido elegido para la primera magistratura, ―novela de una línea―, y como llevo veinte años dándole seguimiento al tema, yo también no hubiera dudado en “MANDAR A VOLAR EL AEROPUERTO”.
CLAUDIO MÁRQUEZ PASSY
Es la pelea por la tierra, el origen de todos los conflictos de la humanidad, y es en esta novela de historia contrafactual, donde analizo que debiese suceder para defender la tierra, y tratar de evitar tragedias como la que nos ocurrió con el vecino del norte, en 1848.
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